Días grises.

Hoy es uno de esos días en los que no sabes qué hacer con tu vida. No sabes si reir y hacerlo tan alto que los cristales de la habitación donde te estás ahogando lleguen a vibrar o si llorar y llegar a atragantarte con tus lágrimas. Yo, en disyuntiva con estas dos alternativas he optado por colgarme la sonrisa falsa, la triste, la de ''no si todo está bien'', esa que, cuando se apaguen las luces del espectáculo y se baja el telón, pesará como una tonelada de hierro. Y lo peor de todo no es que estés jodida, que estés triste y no tengas ganas de sacarle partido al día que te ha tocado vivir, sino que pagas tu malestar y tus gilipolleces con quien sí tiene ganas de sonreirle al día, con esa persona que se ha puesto su mejor sonrisa, la de verdad, la de romper cristales solo para tí. (Así es como agradecemos las cosas...)