Justo cuando piensas que no hay nada que te pueda sorprender, irrumpe en tu cara una bola de nieve que te deja con los ojos apretados y la boca abierta. No te lo esperabas, tu cara refleja esa sorpresa. Y esque para qué negarlo, las bofetadas duelan aunque estés acostumbrada a poner siempre la otra mejilla. Pero bueno, ya está. Ya pasó. El frio de la nieve ya no es tan frio. Ha sido solo momentáneo, si. Solo un momento de desconcierto, de... ¿decepción? No sé si decepción es la palabra adecuada en este caso, o tendré que buscar una que se ciña más y mejor a todo el desconcierto y revoltijo de ¿sentimientos? que la misma me ha provocado. Y aún así, pondré mi mejor sonrisa, la de: no duele.  La de: cada uno que siga sus principios, que actúe como crea. La de: no te daré la satisfacción de confirmarte que si, que me has jodido.