martes, 3 de abril de 2012

''Ustedes que son jóvenes lo verán''



Mucho sarcasmo y muchas verdades. Amistad incondicional y paciencia. Mucha paciencia. Silencio y saber estar, saber hablar, saber escuchar. Saber atajar una vida llena de desniveles. Buenas clases, mejores lecciones. Dignidad. Respeto. Italia para muchos y solo para dos. Elegancia al pedir la palabra con el típico "Gracias, muy amables" cuando no callábamos. Nunca una voz más alta que otra. Siempre contundente. Mil motivos por los que se debe dejar de fumar. Motivos por los que vale la pena esforzarse, por aquello de que ''Quien es feliz hace feliz a los demás también'', ''No fuimos tontos por un día'' o por ''El mejor cigarro, el que no se consume. La mejor droga, la que no se prueba''. Cada uno de los viernes de 2010 a tercera hora. Olor a tabaco en el pliegue de las camisas. Ese ''alguien'' entre bambalinas que regía  la correcta realización de la película de toda nuestra etapa escolar. Ese ''alguien'' que nos enseñó a improvisar cuando no teníamos ni idea de nuestro papel, ese ''alguien'' que nos mostró cómo seguir correctamente las exigencias del guión. Tesón. Valentía. Amor por la enseñanza. Leyenda. Solo alguien como aquel alguien habría sido capaz de unirnos a todos. A todos, sin excepción.

"Buenos días soy Emilio Fernández. La gente me define como injusto, malo y amargado. Podéis añadirle lo que queráis". ENORME. Se le olvidaba el calificativo  de enorme, maestro.