Sentimientos. Difícil lidiar con ellos. Casi imposible. Qué complicado es intentar pensar con la cabeza fria cuando no hay ni un por qué si ni un porque no... cuando ni tú mismo sabes lo que hay. Y estás en una encrucijada, en una disyuntiva razón-corazón de la que no sabes como salir. No puedo pensar por los dos, pero si siento por los dos. Y creeme que no hay nada que me duela más que sentir como una pequeña lágrima se desliza por tu mejilla. Porque aunqe no te vea... sí te siento. Si siento que no doy más, que tú de esa forma te hundes. Y aún así te levantas, te pones el mundo por montera y con la sonrisa más triste y verdadera que yo he visto jamás me dices que vas a estar ahí, que no te darás por vencido hasta escuchar ese disparo que señale el fin de esta carrera a contrarreloj... Aún te quedan fuerzas de correr el riesgo, de darlo todo por un mínimo de esperanza. Eres la mejor persona que ha pasado por mi vida. La que más me ha querido, la que más ha aguntado. ¿Y yo? ¿Yo qué hago para agradecerlo? Nada... navegar entre (co)razones que no me dejan alcanzar un puerto firme. ¿Qué nos ha pasado? ¿Por qué? No sé decirte la razón, por más que la busco... no la encuentro. Aunque la solución no esté en culpar a los buenos o los malos de todo ésto, porque no los hay, está claro que si existiera... tendría unas iniciales definidas. No sé qué hacer. Sin ilusión las cosas no funcionan, y por más que se quiera, la máquina tiene un límite. Tomar decisiones es difícil. Siempre duele y más si hay sentimientos de por medio.
No tengo palabras para hablarte. Debería darme vergüenza el hecho de mirarte a la cara, porque me siento infinitamente culpable de que todo ésto esté en el estremo de la cuerda, a un solo empujón de hacerse pedacitos. ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Que yo soy la única que puede agarrarlo bien fuerte y alejarlo del precipicio, pero me tiemblan las manos. Me tiembla la voz. Y ahí sigues tú, sin decirme una sola palabra que pueda influenciarme, pero no puedo evitar escuchar a tus ojos claros pidiéndome que no te deje solo, que no me vaya. Y.. ahí estoy yo, sin decir nada, sin tomar una decisión. Agotándote, consumiendo tus noches y tus ganas de reir. No sé qué puedo decirte, no sé que puedes pensar. Pero si hay algo que quiero que tengas en mente, simpre, pase lo que pase, es que nunca he querido hacerde taño.

Perdóname...