Vacía de sentimiento me siento frente a un papel y no consigo más que arrugarlo, llena de diminutas perlas que intentan esconderse en mi lagrimal. Algo dentro de mi lucha por salir, y revuelve las (pocas) ideas que quedan en mi cabeza para intentar ordenarme... pero no lo consigue. Y cuanto más pasa el tiempo más me desordena. Me muero por ese ''te quiero'' que no creo que llegue nunca, ni que creo que quisiera escuchar. Me quema eso de que tengo tanto dentro que demostrar que en mi cara solo se dibuja la seriedad y serenidad de quien no tiene nada, pero el caso es que sí, sí tengo sonrisas que compartir, palabras solo para ti, y solo para cuando las quieras escuchar (aunque no creo que ese momento llegue). Retrásate, pero no llegues tarde. Hazme esperar, pero no permitas que pierda el tiempo. Espero que en algún momento me ayudes a perder la razón, a que deje de ser la perfecta y-responsable señorita que encierra los impulsos en sus puños apretados, y consigas que mis labios pierdan los papeles. Enséñarme a no echar de menos la sal de mar ni el viento revoloteando entre tus dedos. Comencemos sin comienzo, no quiero empezar para después estar abocada al fracaso, pero rómpeme las espectativas de presente con un suspiro, por favor. No es una declaración de amor, porque hace tiempo descubrí que el amor es solo polvo, humo que al abrir las manos se esfuma en silencio. No es una declaración de amor, es mi carta de presentación, una petición de ayuda. No pido sino que guíes mi mano al trazar garabatos en mi papel arrugado, porque frente a una pared en blanco confieso que me ahogaría en tus lágrimas. Sería capaz de fundirlas con las mías y llegar a hacer un material infinitamente imperfecto. Y trabajar con mi aparente seriedad y tu dulzura. El saber estar sería pintura azul en mis pies. Me siento vacía por estar llena de tanto que ni yo sé qué es. Ilusión. Mi palabra favorita. Ilusión, mi más detestado sentimiento. Píntalo otra vez. Agárrate con pasión al hielo que desprenden mis ojos, a lo único que desprenden en estos momentos. Porque creéme que aunque nunca llegue a decirte nada, mi garganta está abrasada por las palabras que (dudo), quieran salir. Porque ni siquiera yo soy capaz de lograr entenderme. Por eso mis pupilas reclaman tu atención. Bailemos, pies descalzos sobre la arena. Agárrame fuerte, no dejes que el viento me lleve. No me sueltes, ayúdame a derretir el fuego, tu fuego. Tendría tantas cosas que ofrecerte... pero solo por un instante. Solo un instante me sería suficiente para explotar en mil pedacitos brillantes y volver a recomponer cada una de tus cosquillas. Pero no te pido que te enamores de mi, porque eso significaría ser humo, y te adelanto que quiero ser más que ese humo que bailó contigo en noches como aquella.