Yo, mí, me, conmigo, sin mí.

Me ha faltado tiempo para hacer lo que aún ni se me ha ocurrido. Alguien ha jugado a ponerme en el medio de un camino cualquiera, el mio propio, el de nadie. Alguien sin ton ni son está jugando a desincentivar mis ideas de cristal, a mover las comisuras de mis labios hacia los límites inexistentes de la sonrisa vacía. Alguien que no soy yo mueve mis hilos. Alguien con un extraño sentido del humor está divirtiéndose a costa del mío. Pero llegados a este punto no me importa. La vida es maravillosa, pero qué puta, como duele en ocasiones verla vestirde de frío. Derrota. Regalé mis ganas de ¿? a nadie, asique cuídadmelas, que me costó mucho volver a hacerlo. Hoy me siento vacía, porque aunque no lo había gritado antes, habría dado de mí lo que no tengo. Yo quería contar que contando las estrellas de cualquier universo la vida había querido que yo fuera de luz, pero hoy solo soy oscuridad, derrota. Resignación ante lo que no hay, ante el tiempo que no he tenido, que no tendré. No soy una persona fuerte, para nada. Es bastante fácil derribarme.. Nadie me preguntó si quería vivir, y sin embargo miradme, aquí estoy, intentando hacerlo. ¿Por qué estoy aquí si en unos cuantos millones de horas nadie me recordará? Yo que creía que no me iba a romper, por dentro soy toda trocitos de un nosequé que se resiste a dejar de sentir cualquier tipo de emoción. Porque aunque yo solía sentir mucho, a partir de hoy se acabó. No pienso sentir nada. Y cuando digo nada es NADA. Me niego totalmente a permitir que las sensaciones me calen como hoy me ha calado la lluvia, como me caló hace unos días. Ni la alegría ni la tristeza. No las quiero en mi vida. No quiero volver a emocionarme con nada, con todo, con nadie, con alguien. Habría podido pegar cada trozo de una puta mirada con pegamento del fuerte, con aquél que agarrase mis pies al asfalto para nunca dejar ese momento en el que los pedazos no eran infinitos, sino un todo, o un casi todo. Por eso, por si a caso, por si me rompía, como he hecho, intenté no dejar ni mi remite en el sobre de todas esas cartas que podría haber escrito, pero no llegué a escribir. Por eso odio la música en los momentos rotos, porque siempre me hace recordar. Y recordar significa (re)destrucción. Gris. Esque no hay nada con lo que me identifique más. Con un color gris tan oscuro que a penas podrías diferenciarlo del negro. Hoy soy un ''yo'', un ''conmigo''... pero sin mí.