''SON ELLOS (TUS OJOS)"






Somos tan pequeños que nos aplastan los años. Tal vez no nos demos cuenta, pero el tiempo nos tiene envueltos en un halo de relativismo, en un bucle de días, horas y segundos que nos van pisando los talones sigilosamente. Y nosotros, mecidos por el viento, ni siquiera somos capaces de pararnos a ver como llueve. Deberíamos vivir más despacio, desandar las prisas, ganarle recorrido al reloj. Asegurarnos lentamente de que a fuego quedan los recuerdos de la piel. Disfrutar de la oscuridad, del miedo al que se ha vencido. De unas palabras que pronto se fundirán con tu oxígeno, de una respiración que posiblemente lo haga con el mío. Somos complejos. Insensatos. Queremos lo que no necesitamos, y no nos damos cuenta de que nuestros hilos los manejan las pasiones de los demás. Nos provoca desazón todo aquello que sentimos inalcanzable, y sin embargo en muchas ocasiones obviamos detalles tan inmensos como una mirada de reojo al otro lado de la mesa.


MOMENTOS. Deberíamos medir nuestra vida por los momentos que nos han llevado a la locura, que han reventado nuestra cordura. Somos tan pequeños que no valoramos los instantes en los que el arte aplasta nuestra respiración, nos la roba, nos la entrecorta, nos la excita. 


PERSONAS. Deberíamos medir nuestra riqueza por todas aquellas personas que, salidas del más absoluto silencio nos enseñan a gritar, nos ayudan a perder la cabeza. Solo por llegar a respirar a una de aquellas PERSONAS que logren desintegrar nuestros temores, prejuicios y valores merece la pena exponerse al dolor. Dejarse romper. 


Volvamos a los momentos: momentos en los que todos tus principios se quedaron al sur de sus finales. Momentos en los que el norte lo marcan las yemas de otros dedos. Momentos en los que los vértices de uno son las cosquillas del otro. Momentos en los que la oscuridad brilla, retumba en nuestro pecho, estalla en las palmas de sus manos. Momentos en los que te expandes, en los que uno más uno nunca es igual a dos. Momentos en los que naufragas, en los que a gusto te ahogas, en los que no existe ese tiempo que nos tiene presos. Momentos en los que muerdes la libertad, en los que no te apagas... porque ''son ellos, tus ojos'', quienes me/te/nos encienden, quienes nos mantuvieron vivos, delirantes.