En esta vida se recupera todo menos el tiempo perdido.






Comeos las lágrimas.
Anotad vuestros minutos de explosión,
sumadlos antes de morir.
Simpatizad con el brillo de unos ojos infantiles,
con las ideas revolucionarias de quienes luchan por vivir.

Comeos las lágrimas.
Mirad a través de otras pupilas, 
pensad a través de otro corazón.
Simpatizad con la risa de vuestra madre,
con las carcajadas tranquilas de vuestro padre.

Comeos las lágrimas.
Daos cuenta de que los días vuelan, aprended a volar con ellos.
Valorad lo que os rodea. ''Tenéis el lujo de no tener hambre''.
Dejad que la música os estalle los oídos, 
no permitáis que la incertidumbre os rompa en dos.

Comeos las lágrimas.
Mirad como vuestro pecho palpita con la LIBERTAD,
¡conoced vuestra libertad!
Colgaos de una mirada, de un acento, de una pasión.
Arriesgaos por vuestras metas inciertas. ¡Merecéis la pena!

Comeos las lágrimas.
Aprovechad vuestra juventud, vuestra grandeza.
No dejéis que vuestros hilos los manejen quienes menos piensan en vosotros.
Insuflad de ganas vuestro entrono.
Quemad los miedos de quienes al miedo temen.

Comeos las lágrimas. Comeos los días.
Comeos los años, comeos los kilómetros no recorridos.
Cantadle al viento, dejaos bañar por el sol.
Tripulad el columpio sobre el que os sintáis inalcanzables, y
reid. Reid hasta que se extinga vuestra voz. Hasta que no llegue ''mañana''.

Comeos las lágrimas.
Aprended a vivir, a soñar, a crecer. Y amad.
Amad mucho y muy grande.
Amad la vida, los sueños y al tiempo que nos crece.
Sobrevivid entre las pestañas de quien os amanece.

Sentid la fragilidad de un cuerpo sobre vuestras manos,
la protección de unos brazos desnudos sobre vuestra piel, 
la fragilidad de ser, por un momento, mortalmente infinitos.