Only for a night.
















Para que tú me oigas seré el viento que hoy entra por mi ventana, y atronaré tus oídos en noches como hoy para que nunca más vuelvas a tenerle miedo al silencio. Nos imaginaré livianos y haré el camino más sencillo. Te inundaré los ojos de luz y conseguiré que tus dedos nunca dejen de acariciarme.
Para que tú me oigas te hablaré de todo, de nada, del tiempo que tuvimos, del tiempo que nos queda. Te imaginaré infinito y fotografiaré cada uno de tus gestos menos perceptibles en mi memoria. Te guardaré en mi mente, de donde nunca debiste salir. Cada noche te compondré; serás nueva melodía en mis yemas, siempre igual, siempre distinto. 
Para que tú me oigas no necesitaré hablarte. Para que tú sientas, yo me dejaré sentir. Para que tú respires, yo purificaré tu aire. Una a una uniré las líneas discontinuas de la carretera. Uno a uno coseré los kilómetros que separan mi ventana de la tuya, y una a una me comeré las nubes tristes que nublen tu mirada.
Para que tú creas, yo seré la fe de la que carezco. Para que tú caminaras hasta mí yo sería el asfalto mojado que acariciase tus plantas. Mediríamos las horas en latidos, los días en latidos, los años en latidos. Tus latidos. Mojaría las calles cada vez que tú necesitaras ese olor a principios de noviembre. Los veranos no serían tan cortos. Los inviernos no serían tan largos.
Para que tú rías yo seré risa. ¿De qué estarían hechas tus madrugadas? ¿Llegarías a sentir lo que siento? Te vería dormir solo para fotografiar el olor de tu piel al despertar. Ese momento en el que abres los ojos y simulas una sonrisa aún dormida. Sería el fuego que encendiera tus cigarros, el humo que saliera de tus pulmones. 
Para que tú me oigas sería tus oídos. Para que tú viajaras yo sería tu vuelo. Para que tú aprendieras yo sería letra. Para que tú vivieras yo... te daría mi vida.