Que sola no comprende la vida, no.

Ven Mireia, siéntate aquí y escucha lo que quiero decirte. No sé qué ocurre, pero puedo intuirlo. Puedo ver en tus ojos que hay algo de... ¿tristeza? No, espero que no.
Has empezado un camino nuevo para ti, y te sientes algo confusa. No hace falta que lo grites, puedo oirlo en tu silencio. ¿Miedo? Si, puedes tener miedo, pero solo en la cantidad justa que justo te empuje a pensar antes de actuar. Has cambiado de mundo, y déjame decirte que los cambios no son fáciles: tendrás que adaptarte, enfrentarte a situaciones a las que nunca antes te habías enfrentado. Te planearás mil veces y una más tu situación, tu felicidad. Conocerás a gente que te quiera querer, y a mucha otra que, disfrazada de sonrisa, solo te ofrezca perdición. Esa será tu labor, descubrir qué quieres en tu nuevo mundo, qué necesitas en él. Conoce, Mireia. Explora. Observa y saca tus propias conclusiones. No te dejes influenciar ni manejar. Aprende. Comprende. Consigue tus metas. Lucha por lo que quieres, por lo que tienes y por lo que quieres querer. Pregunta, empápate de los demás, enriquécete de ellos. Completa aquello que te falta con lo que te ofrezcan quienes quieren ser sinceros contigo, y te adelanto que serán pocos. Te caerás muchas veces en tu camino y habrá quienes no te ayuden a levantarte, quienes solo te pongan la zancadilla para que vuelvas a caer, pero conseguirás levantarte. Sola o con ayuda, pero sé que lo harás. ¿Que no sabes cuál es tu sitio? Ven, acércate más, que te voy a confesar una cosa: nadie lo sabe realmente. Nuestra misión en esta vida es crearlo, encontrar el lugar donde realmente seamos felices con lo que hacemos. Y no creas que es tarea fácil, no señor. Es algo difícil; es tarea de valientes, de personas como tú. Y ¿sabes qué es lo mejor de todo? Que estás creciendo, y lo haces tú sola. Tampoco crecer es tarea sencilla, pero te puedo asegurar que es de las cosas más bonitas que vas a hacer en esta vida, porque si, Mireia, LA VIDA ES MARAVILLOSA; lo descubrí hace tiempo ya, asique sécate las lagrimillas con la manga del jerséy y vuela a descubrirlo también.