Playa de las Américas.








                                  


                 No sé por dónde empezar. Comenzar por el principio desde siempre ha sido lo más corriente, pero esa misma corriente que pretende arrastrarnos a la normalidad es precisamente la que yo no quiero seguir, y como las cuerdas del gran Pucho una vez nos regalaron aquello de: ''No hay principio ni final, solo lo que quieras ir contando''...
No sé por dónde comenzar... Ojalá alguien llegara a sentirse alguna vez como me siento yo. Noches tristes, mañanas que intentan arreglarlas. Me siento enorme. No, no, me han hecho sentir enorme. Adminículos inmensos que llegan cuando más necesarios son. No tengo palabras para expresarme. Es imposible. No cabe en mi pecho la gratitud que llevo dentro.
Me gustaría escribir los ''textos de un párrafo'' más bonitos del mundo, pero esto que siento es tan intenso que soy incapaz de poder hacerlo. Ojalá alguien llegara a entenderme. Ojalá desde allí me entiendas. Sabes leerme sin abrir los ojos. Siempre la palabra oportuna. Siempre el gesto oportuno. Siempre a tiempo. Eres catadióptrico. Refractas lo que reclamo, y así me haces grande. Gracias.
Soy afortunada. Todo parece fácil, aunque sienta que me pierdo. Eres ese alguien que, sin tener por qué, intenta evitar mi caída, a distancia, con sueño en los párpados. Soy un adarme de miedos, y tú me llevas de un extremo a otro sin que zozobre: de las lágrimas a la sonrisa. Sonrisa triste. Lágrimas felices que, tal vez, sean la mejor definicón de la felicidad que me ha invadido al leer tu nombre en ese sobre.